Historias de radio (3)

En medio del camino nos cruzamos con estas experiencias. Relatos de viaje

Radios amigas. ¿Qué le puede aportar a un oyente de un programa de cocina, que a mitad del mismo los locutores solo porque sí, empiecen a saludar y a leer cartas de los oyentes? ¿Qué le puede importar a uno que la vaca se cayó? Le importará al dueño, ¿pero al oyente, al oyente? 

Radio al parque. Fijé la maleta al piso y empecé a preguntar y me enteré que la radio suena en el parque principal de cuatro a diez de la noche. El turnador es uno y la música es de "relajamiento". En la Alcaldía nace la señal, luego, la sepultan y corre por las venas del parque hasta subir a los parlantes del lugar para trepar a los oídos de los oyentes. Huanerges, un queridísimo hondureño es el dueño de la programación y de paso, de esta historia. 

Radio casualidad. El español, indignado, torció la cara para cerrar la conversación. “Mire, yo no sé qué es todo eso que usted me dice. Lo único que yo sé es que a nosotros lo único que nos importa son los oyentes y por ellos nos esforzamos”. (Silencio). 

AM. o F.M. En un bonito lugar de Centro América hay dos emisoras de la misma institución. La primera de ellas, fundada hace más de cinco años, registraba su audiencia en el A.M. Sus directores sintieron incomodidad por las letras y saltaron al F.M. y entregaron Radio Soledad - la del A.M. – a una maltratada comunidad que sacó adelante a la desahuciada amplitud modulada. ¿Qué pasa en esta historia?

Radio Palermo. La radio lanzó el concurso "Demostrarte", para que todos tengan la oportunidad de mostrar su propio programa de radio. En este concurso, un jurado decide cuál "demo" es el ganador de un contrato especial para salir al aire durante una temporada. 

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